lunes, 3 de agosto de 2009

El hacker que se infiltró en los ordenadores del Pentágono y la NASA lucha para no ser extraditado a EE.UU.
El británico Gary McKinnon, de 43 años, podría recibir una condena de 10 años de cárcel.


Londres (Europa Press) Gary McKinnon, el británico que se infiltró en los ordenadores del Pentágono y de la NASA, alegó hoy "motivos humanitarios" para no ser extraditado a Estados Unidos, país en el que ha sido reclamado por la justicia, a pesar de que él mismo ha reconocido que violó la ley.
Así pues, McKinnon ha pedido a los jueces del Tribunal Supremo británico que revisen la decisión de la Fiscalía de no ejercer ninguna acción legal en Reino Unido, ya que desea que le juzguen en su país y no en Estados Unidos, según informó una portavoz judicial a la CNN. En el último intento por dar la vuelta a la decisión de los jueces, los abogados de McKinnon, de 43 años, acusaron a los fiscales del caso de ignorar las "desastrosas consecuencias" que acarreará para el acusado si es juzgado en Estados Unidos, donde podría ser condenado a una pena larga de prisión, informa el diario 'The Guardian'.La Fiscalía tomó la decisión de extraditar a McKinnon el pasado febrero a pesar de decir que hay pruebas suficientes para juzgarle. Pero remarcaron que estas evidencias no reflejan el nivel de "criminalidad" que han alegado las autoridades judiciales estadounidenses, por lo que sí podrá enfrentarse a un tribunal de este país. Accedió a 97 ordenadoresPara el Gobierno norteamericano, McKinnon cometió el mayor delito de piratería informática de todos los tiempos, ya que consiguió acceder a 97 ordenadores desde su propia casa de Londres a lo largo de todo un año, lo que costó a la administración alrededor de un millón de dólares. McKinnon, que actualmente está en libertad bajo fianza en Reino Unido, se ha defendido asegurando que simplemente estuvo haciendo una búsqueda para encontrar la información que tenía el Gobierno estadounidenses sobre OVNIs.Los fiscales británicos y norteamericanos han rechazado esta justificación. La fiscal británica Alison Saunders manifestó el pasado febrero que la infiltración de McKinnon no consistió en "experimentos aleatorios, sino que fue un deliberado esfuerzo por traspasar los sistemas de defensa de Estados Unidos en un momento crítico que provocó daños bien documentados". Los fiscales federales estadounidenses acusan al británico de entrar en las redes civiles, militares, de la NASA y de acceder a ordenadores del Pentágono en distintos centros de éste en varias zonas del país. Posible condena de diez añosAmbas acusaciones coinciden en que McKinnon actuó solo y que no tiene vínculos con ninguna organización terrorista. En Estados Unidos está acusado de siete cargos de fraude informático, por lo que, de ser hallado culpable, podría ser condenado a un máximo de diez años de cárcel y a una multa de 250.000 dólares. Pero la abogada del acusado, Karen Todner, ha denunciado que la justicia estadounidense nunca le ha proporcionado las pruebas de las que dispone contra McKinnon, pero según el Acta de Extradición de Reino Unido, en vigor desde 2003, no se les exige hacerlo. McKinnon ha llegado a decir que le resultó incluso fácil infiltrarse en los ordenadores militares norteamericanos. "Ocasionalmente dejaba mensajes en los administradores del sistema de los ordenadores que decían 'Esto es ridículo'", relató.